El programador ciego Jonathan Chacón estima que el 80% de las barreras físicas y sensoriales que afrontan los colectivos con necesidades especiales, como las personas con discapacidad, ya están superadas gracias al uso de la tecnología, aunque reconoce que “el gran caballo de batalla está en las cognitivas”.
Jonathan Chacón es un adicto confeso a la informática desde que empezó a “cacharrear”, como él dice, apenas con cuatro años de edad, con su primer ordenador. De hecho, toda su carrera profesional ha estado vinculada al mundo de las tecnologías de la información: ha trabajado de consultor, desarrollador e investigador en proyectos de biometría, visión artificial e interfaces de usuario inteligentes, ha publicado varias aplicaciones bajo el sello Tyflos Accessible Software y, desde mayo de 2019, es ingeniero de software accesible en la compañía de movilidad Cabify.
Chacón es un amplio conocedor en materia de accesibilidad, usabilidad y nuevas tecnologías. Él mismo programa a ciegas, pues perdió la visión con 15 años, debido a un glaucoma agresivo. Charlamos con este acérrimo defensor del diseño universal y la accesibilidad aplicada tanto al hardware como al software, aspectos esenciales, subraya, para conseguir una sociedad realmente inclusiva.
“El mundo actual es fruto de un movimiento de optimización social, pero el problema es que la optimización no se preocupa de las personas con necesidades especiales”, reflexiona el programador, que reconoce que los avances realizados en materia de inclusión de las personas con discapacidad están siendo notables en los últimos años, desde que en el siglo XX emergiera el concepto de inclusión de este colectivo. “El mundo de la tecnología ha ido, poco a poco, avanzando en materia de accesibilidad; el problema es que el foco todavía está puesto solo en los clientes, no en los trabajadores, de forma que muchas personas con discapacidad no tienen los recursos tecnológicos necesarios para desempeñar su labor. En mi caso es más fácil, porque soy informático y puedo buscarme la vida, pero no es la tónica general”, afirma.
Chacón cree que los avances tecnológicos en accesibilidad se han acelerado especialmente en los últimos 15 años, con el empuje de gigantes del sector como Apple, Google y Microsoft. “Apple fue la primera compañía que incluyó de serie tecnología accesible en sus productos de forma que un ciego no tuviera que pagar enormes cantidades por las adaptaciones que necesita”. Ahora, afirma, estas adaptaciones ya son habituales en dispositivos con software de estas compañías.
Del desarrollo de productos de apoyo a un entorno más accesible
El impulso que están experimentando tendencias como el modelado y la comprensión de los datos, la sensórica y la inteligencia artificial están siendo claves para la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad. “El concepto está cambiando. Antes se pensaba solo en desarrollar productos de apoyo para estas personas mientras que ahora lo que se persigue es hacer el ambiente más accesible con el uso de determinadas tecnologías. Un ejemplo de este cambio de filosofía son las ciudades inteligentes. Sin duda, la tecnología es y será clave para superar las barreras físicas y cognitivas”.
Las mejoras, dice Chacón, están siendo espectaculares. “Yo mismo, en 1995, tenía que llevar una mochila de 14 kilos de peso con un GPS para poder orientarme por la ciudad, mientras que hoy lo hago con un reloj inteligente”. De cara a los próximos cinco o diez próximos años habrá más cambios. “Los exoesqueletos, por ejemplo, que ahora tienen un precio prohibitivo, serán mucho más asequibles para las personas con discapacidad motórica. También se abaratará mucha tecnología gracias al uso de materiales inteligentes y de la impresión 3D. Veremos cada vez más productos como ropa inteligente, soluciones que permitirán a las personas comunicarse sin usar la voz o disponer de una conexión a internet de forma permanente… Donde no se están produciendo casi avances es en mejorar la accesibilidad para personas con discapacidad cognitiva y ese es un gran desafío que algunas tendencias como la inteligencia artificial deberían subsanar”.
El portavoz estima que, en la actualidad, el 80% de las barreras físicas y sensoriales sí están superadas gracias al uso de la tecnología, “pero el gran caballo de batalla está en las cognitivas, las gran desconocidas”.
Desafíos
En el camino hacia la accesibilidad tecnológica universal existen varias barreras. “Una está relacionada con el escaso conocimiento que los responsables de las empresas de esta industria siguen teniendo acerca de este asunto. Otro es que la normativa de tecnología accesible se basa en unos estándares aprobados en 2009, las Pautas de Accesibilidad para el Contenido Web (WCAG), que están en proceso de actualización, pero esto va lento”, expone Chacón. La obsolescencia de estas pautas hace que, por ejemplo, los actuales estándares no atienden a las características de las aplicaciones actuales, la densidad de píxeles que tienen ahora las pantallas, etc.
Otro problema es de tipo laboral. Según un informe reciente elaborado por La Fundación Adecco con datos del SEPE, en España, 66 de cada 100 personas con discapacidad en edad laboral no tiene trabajo ni lo busca. “Muy pocas personas con discapacidad pueden acceder a un puesto de trabajo y esto se debe a varios factores: por un lado, al desconocimiento del personal que contrata, que sigue teniendo muchos prejuicios sobre qué pueden hacer estas personas con necesidades especiales; por otro, al poco apoyo de los empleados con discapacidad para acceder a formación técnica; además, los que sí sabemos tampoco tenemos mucho tiempo para formar… Es necesario que los gobiernos, las entidades educativas y los recruiters impulsen que haya igualdad de oportunidades a la hora de acceder al mercado de trabajo”, apunta el portavoz.
La buena noticia es que cada vez existen más tecnologías adaptadas y productos de apoyo, como equipos y programas para aumentar la movilidad, la audición, la visión o las capacidades de comunicación. Además, el auge de la robotización y la digitalización también podrá, con el tiempo, acabar con las barreras de discriminación basadas en variables como la fuerza física, y en inercias o roles que tradicionalmente han perjudicado a las personas con discapacidad. Finalmente, subraya el citado estudio, estas también pueden beneficiarse de la consolidación del teletrabajo que ha traído consigo la pandemia. «Yo mismo teletrabajo desde 2008, siempre lo solicito porque me facilita mucho la vida», reconoce Chacón.
La apuesta por la diversidad de Cabify
Además de invertir su tiempo en proyectos propios como una red neuronal que indique a las personas ciegas si un cajón está abierto y pueden chocarse con él, “algo que parece una tontería pero para un invidente no lo es”, afirma, Chacón trabaja desde mayo de 2019 para Cabify. “En la compañía tenemos como bandera la sostenibilidad económica, social y ecológica y, en concreto, en materia social, estamos muy enfocados en la seguridad, la accesibilidad y la diversidad”, apunta.
La compañía española aspira a liderar los avances del sector de la movilidad hacia la accesibilidad universal; para ello, trabaja en desarrollos de tecnología y servicios aplicables a diversos tipos de discapacidades o necesidades especiales. Por ejemplo, explica Chacón, hace dos años, la empresa anunció una actualización gracias a la cual, por primera vez, su aplicación se convertía en 100% accesible para personas ciegas. Las últimas actualizaciones de la aplicación incluyen la activación de un menú para la configuración de la accesibilidad y una optimización para los lectores de pantalla como TalkBack (Android) o VoiceOver (iOs); además, los socios conductores prestan asistencia a los pasajeros con discapacidad visual que lo necesiten.
La última innovación que Cabify ha lanzado está relacionada con avisos por voz, que facilitan que la persona pueda llegar al coche. “No solo se benefician de esta las personas con discapacidad visual sino también cognitiva, con déficit de atención y la gente mayor, entre otros colectivos”, explica el programador, que afirma que él y el resto del equipo centrado en desarrollos para diversidad funcional trabajan para hacer que el uso de los servicios de Cabify sea más fácil para los usuarios con necesidades diferentes.
“La tecnología aplicada de forma responsable para formular unos servicios cada vez más inteligentes y sostenibles permiten ir mejorando la multimovilidad en las ciudades. Estamos sentando los cimientos digitales para unas ciudades más accesibles e inclusivas, en las que cada persona pueda elegir cómo moverse con seguridad y acceso igualitario a las opciones disponibles”, concluye.
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